jueves, 4 de septiembre de 2008

la paz, baja california sur

nadie va a la paz si no tiene asuntos qué atender, familia o una pasión desenfrenada por los deportes acuáticos y el mar de cortés. por eso me sorprende que en verano se encuentren tantos turistas italianos en la perla--los precios no son amigables. el clima es ultracálido en esas fechas. el vuelo es más largo y más caro que un roma-ciudad de méxico o milán-cancún a cualquier momento y no hay ningún chichén itzá o teotihuacán a la redonda. no hay mercados de artesanías como los de taxco, tonalá o san cristobal. etc.

con eso no quiero decir que la paz no tenga sus encantos--de hecho, si tomáramos en cuenta que el golfo de california es la superficie acuática con mayor bio-diversidad del mundo y que a menos de medio día se pueden apreciar pinturas rupestres de magnitudes raras en el continente, más bien nos deberíamos de estar preguntando porqué no hay MAYOR turismo en la ciudad.

podrá estar arrepachingada (sprawled) la capital de baja california sur. podrá tener un pésimo servicio de transporte público y su costa podrá estar muy contaminada. pero no por esto debemos de pasar por alto que la paz está habitada por gente muy talentosa, cálida y plena de tradiciones.

quizás la tradición que llame más la atención al turistonto sea la del "maleconeo." sobretodo los fines de semana, miles de paceños salen durante la noche a relucir el diente de oro y probar el estéreo de la troca por el paseo del malecón, y para esto hacen colas de hasta cuatro cuadras. dudo mucho que esta tradición sobreviva los crecientes precios de la gasolina, la cultura del cuidado del medio ambiente y la decadencia del machismo, aunque ha mostrado gran capacidad de adaptación--inesperada en una población urbana de más de 200 mil habitantes.

incluso las tradiciones comunes en el resto de la república se vuelven envidiables en la paz: piénsese en un 16 de septiembre en la playa, con taquitos de camarón y un tequilita bien coqueado. mexicanos al grito de guerra, viva la paz!

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