viernes, 6 de agosto de 2010

serie chalchihuites: coyote sarniento

hace poco más de un año que visité chalchihuites y todavía no me despego ese rocko prehispánico. ahí estaba, parado, muy agitado, al lado de un pato con llantas.. como que esperaba una pelota o una patada.

el pato y el coyote eran en definitiva las dos figurillas más "vivas" del museo de altavista, zacatecas. poco importa si eran de obsidiana; les brillaban los ojos.


combinaban la vitalidad del diseño de las vasija protonahuas de la entrada con la precisión del trazo de los colosos teotihuacanos de más adentro, solo que se les agregaba la gracia creativa del hombre libre, o más bien despierto.

estas manualidades no estaban hechas para adornar un templo o un palacio de gobierno; eran prendas de amor, digamos, de un padre a un hijo. no eran piezas de vitrina o adoración; tenían su uso en el juego. no eran instrumentos para revelar la verdad ni medios propagandísticos; servían para despertar la imaginación del otro, sin por eso dejar de ejercitar la propia.

eran artesanías, pues, y quienquiera que las hizo no tenía en mente la abstracta trascendencia en generaciones futuras, sino la más inmediata plenitud de sus seres queridos.


este collar es un homenaje a esos artesanos de antaño; al amor al ser querido, y no al arte, la ideología o los bolsillos. está a la venta, pero tampoco es que hayan muchos en existencia.

es la primera vez que experimento con el rosa mexicano en la concha y colores menos chillantes en los listones. hay notables avances de ingeniería en el trenzado. la delineación fue realizada con un pincel de tres pelos.. y mantengo los precios bajos.