sábado, 11 de agosto de 2012

La fábula del fobaproa, por no decir el grupo carso

En el cerro del Saltito sólo habían arbustos y hierbas, pero todo era verde y floreado. Un buen día, el cardón dijo "voy a ser el cactus más grande del monte", y se puso a extender más y más sus raíces, estirando y ensanchando bien sus ramas.

Primero a las plantas del cerro les empezó a dar cosquillas en sus raicitas, pero cuando los tentáculos del cardón comenzaron a desplazarlas, las florecillas y los pastos del monte ya no pudieron ni hallar el agua para llorar sus penas.

El cactus creció y creció hasta absorber toda el agua del monte, y cuando este se comenzó a secar, algunos brazos del cardón comenzaron a marchitarse. Y así fue como el puñado de yerbitas que no murieron de sed tuvieron que sostener al cardón de las espinas para que este no azotara por sobre de ellas.

El cerro del Saltito ahora es árido y liso, pero en su cima se yergue el cactus más grande del mundo. Las damianas y los huizapoles que lo sostienen deberían de estar orgullosos, aunque si pegas el oído al suelo, sólo oyes que rezongan: "lo demasiado grande para caer es demasiado pesado para soportar".

MORALEJA: LA FABULA DE LO DEMASIADO GRANDE PARA CAER, por @tlilcuauhtli

Los incentivos en este país están encaminados de tal forma, que las empresas no buscan hacer las cosas mejor y generar mayor riqueza para todos, sino simplemente ser gigantes a toda costa, para así aplastar a la competencia, doblar las manos del gobierno y ahogar al consumidor.

Tenemos gente muy capaz y creativa, que desafortunadamente termina usando esas dotes para destruir la riqueza de la comunidad y perpetuar la pobreza de su prójimo.

Así las cosas, estamos maleando a nuestros talentos y empobreciendo a nuestra gente, y eso no lleva más que a corrupción, hambre y violencia.

El talento y las ganas ya las tenemos ahí, lo único que necesitamos es canalizarlos hacia actividades productivas, mediante sólidas medidas antimonopolio, mayor apoyo a la micro y mediana empresa, y un verdadero compromiso con la educación pública, pero esa es otra fábula...

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