miércoles, 13 de agosto de 2008

fomento de organizaciones vecinales 2

en el primer post de esta serie (ver aquí) dijimos que la falta de organización les termina costando más caro a los vecinos. se vuelve un problema en sí. de tal forma que organizarse abarataría y facilitaría su vida.

con esto no quiero decir que si los inquilinos de una casa compartida cooperaran para comprar detergente, escobas y ratoneras comunales (por mencionar las soluciones más "obvias" a tres de los problemas que mencionamos en el post anterior) sus problemas de vida en conjunto desaparecerían.
lo que hace falta es una organización más profunda que comprenda la asignación de roles, reglas y responsabilidades--ADEMÁS de la cooperación financiera en un fondo común.

si no coexisten todos estos elementos, los vecinos carecen de verdaderos incentivos, seguridad y confianza para desviar sus recursos a un fondo común. es más, de entrada, verían la iniciativa del vecino o los vecinos que los invitasen a organizarse y cooperar como un timo, un plan con maña, o, en el mejor de los casos, como un simple sueño guajiro.
en todo caso, verían correctamente a la cooperación financiera sin la adecuada infraestructura institucional para echarla a andar como un negocio muy riesgoso con pocas ganancias a muy largo plazo.

con todo, los obstáculos a la organización a los que se enfrentan los vecinos no solo derivan de su propia desconfianza. también existen factores exógenos que obstruyen la generación de confianza y obstaculizan la formación de asociaciones--particularmente aquellos que provocan que los inquilinos tengan expectativas obnubiladas de futuros inciertos. me saltan a la mente, por ejemplo, las siguientes situaciones:

- en muchos casos de migraciones de zonas rurales a urbanas los recién mudados ocupan lugares temporal e indefinidamente (en lo que se establecen, obtienen un mejor trabajo o hacen sus ahorros, y se mudan a un mejor barrio o recinto). esto niebla sus expectativas respecto al lugar de residencia y los hace dudar de la misma posibilidad de organizarse y cooperar cuando pueden mudarse el día de mañana.

- la población flotante de ocupantes de cuartos puede hacer que algunos vecinos que estén "de paso" consideren que la organización no les podría reditar a corto plazo (durante el corto tiempo que planearan quedarse) la inversión de tiempo y recursos; además de que no todos estarían dispuestos a depositar su confianza en alguien que acaban de conocer y que saben que no verán por mucho tiempo e inclusive podría desaparecer el día de mañana con el fondo común.

- la asignación de roles puede ser muy problemática en estos casos, y recurrir a diferentes métodos de asignación no siempre pueden solucionar o mitigar el problema original: piénsese en el caso en que alguien se comprometa a lavar el baño en tres meses y se mude un día antes de esa fecha, habiendo gozado gratuitamente de los servicios de sus vecinos. ahora piénsese en alguien que no se va a quedar más de dos semanas en un lugar a quien le toca, por lotería, lavar los baños que comparte con 20 personas.

en resumen, habrá casos, de entrada, en que ni la confianza se podrá profundizar, ni exista el interés en participar. las causas de estos obstáculos a la efectiva organización pueden ser culturales, sociales, económicos... inclusive el mismo accidente de la dimensión de la casa o el edificio que se comparte puede facilitar o dificultar la organización--en especial cuando se trata de un recinto "de paso."

dos acciones que podrían mitigar el impacto de estos obstáculos podrían ser:

1. asignar un paquetito de roles y tareas exclusivamente a residentes "cometa" y otro a establecidos: por ejemplo, en el caso del lavado de baños, se puede establecer que cierto día un residente establecido se ocupe del 50% de las tareas y dos residentes "de paso" se ocupen del 25% y 25% restante de las tareas.

2. culturalmente somos más adeptos a organizarnos en grupos pequeños y más bien cerrados (tales como el círculo de amigos y la familia). además, por razones de tiempo, esfuerzo, atención, confianza, información, etc. resulta más fácil organizarse participativamente con 3 personas que con 16--claro, se tienen menos brazos pero se alcanza un mayor concierto y se optimiza el monitoreo.

el punto es que la cantidad de gente compartiendo casa, piso, edificio, etc. es actualmente un obstáculo cuando podría ser una oportunidad SI SE PARCELARAN LOS ESPACIOS de entrada. el efecto psicológico de esta acción daría un empuje artificial a la voluntad de organizarse en círculos más "controlables."

si esto funcionara como previsto, entonces los vecinos que convivieran en comunidades más pequeñas podrían organizarse mejor (o del todo) para mantener a su espacio comunal en mejores condiciones y la bolsa de cada uno de ellos más llena (por los ahorros que mencionamos en el post anterior)--además de que desarrollarían habilidades organizativas y podrían establecer redes más estrechas y extensas conociendo mejor a más gente (muy importante para recién migrados).

esto podría dar incentivos a los rentistas para invertir en parcelar los espacios compartidos que rentan, ver mejorar el cuidado y el mantenimiento de los espacios e inclusive cobrar mayor renta por proporcionar un lugar de vivienda más digno (idealmente el alza de la renta no debería de ser mayor al costo de la parcelarización y el ahorro derivado de la organización de los vecinos mismos).

incluso el gobierno municipal podría fomentar el que se parcelaran los edificios y las casas que se rentasen individualmente para que, a través de la mayor organización de los inquilinos, se ahorren recursos en servicios de salud, energía y medidas sanitarias. con eso de "fomentar" no quiero excusar el intervencionismo de un estado nana--solo hablo de informar a los rentistas de los beneficios que estos y la sociedad podrían derivar del parcelamiento.

en el siguiente post de esta serie hablaremos más de este segundo punto. voy anotando los temas que quiero tratar para que no se me vaya y para que me vayan haciendo sugerencias: a población más flotante, parcelas más pequeñas; la tragedia de los comunes y la falacia de la privatización como óptima salida; profundización de la democracia asociativa desde las comunidades vecinales.

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