a no más de 4 1/2 horas al oeste de quito se encuentra el valle de mindo, un bosque tropical protegido que alberga una variedad de aves exóticas de fama mundial y en cuyos alrededores se puede disfrutar de ecoturismos de diversos grados de aventura, la mayoría no accesibles para personas en sillas de ruedas.
por la mañana se puede pasear por nubes de mariposas, a medio día se puede hacer canopy (lo que en méxico se conoce como "la tirolesa," esa cuerda por la que te transportas colgado de una polea--pregúntenle al dios eolo) en las alturas, por la tarde se puede disfrutar de un pic nic y nadar por las diferentes cascadas, y de noche se puede cenar un tradicional "churrasco" (un plato muy llenador que incluye carne de puerco o res, "choclo" o elote, "verdes" o plátano frito, arroz y un huevo estrellado encima) en el pueblo.
quienes están interesados en tantear el avance del turismo por el turismo en mindo pueden visitar de noche un lago artificial donde se les disparan reflectores a ranas "cantoras" de no más de 2 cm.
si no estás satisfecho con ver tucanes en las afueras y diferentes especies de colibríes por todas partes, hay una cantidad de guías que estarían encantados de llevarte a las 5am de paseo para admirar más aves.
en fin, hay alojamiento en cabañas desde 5 dólares. en el pueblo hay un puesto colgante de malteadas de frutas exóticas a .75 USD que no te puedes perder. mi favorita fue la de arashá; mi peor lección fue esa fruta que sabe a ciruela arenosa medio fermentada.
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