martes, 25 de marzo de 2008

elecciones prd: el efecto spitzer

yo no sé qué hace a uno izquierdista o derechista más allá de lo centrado, ni quién manda a uno desatender su partido-de-uno para hacerse partisano de pedro o de pablo, arriesgando inevitablemente ponerse del lado de lo no-correcto en alguna instancia juzgada "necesaria" por alguno de esos iluminados. lo que sí sé es que lo que hace a uno moderado o extremo es su disposición a sacrificar el juicio y la observación por la teoría y el dogma.

la moderación y la extremitud no están en el contenido de las creencias sino en la voluntad de pisotear los derechos de otros y en la presteza a pasar por alto, justificarse o inclusive esconder las barbajanadas del bando propio; barbajanadas que son correctamente medidas con la vara más estricta cuando son hechas -o cuando uno se imagina que son hechas- por no-afiliados, pero que se juzgan necesarias, inevitables, normales, pretextables, no tan viles o numerosas como las del otro bando, o, lo peor, inexistentes, cada vez que son realizadas por el propio bando.

un típico caso de esta parcialidad moral es la que varios perredistas están poniendo en marcha aparentemente para solucionar la crisis que desataron sus elecciones internas dadas las prácticas democráticas prevalecientes en cada facción del partido--prácticas que no son exclusivas, dicho sea de paso, a tribus específicas o al mismo partido en general.
durante las elecciones del 2006 muchos de ellos reprobaban por principio lo que ahora apoyan por principio ("la elección la hicimos todos, por un prd en paz"), y apoyaban por principio lo que ahora reprueban por principio ("cómo puedes poner en cuestión el triunfo de mi gallo cuando las encuestas de salida seleccionadas por las máximas autoridades del partido lo señalan a él como triunfador?").

el problema no es que algunos todavía no podamos distinguir entre los conceptos de principio y conveniencia, sino que muchos aún no nos estamos dando cuenta que los estándares de conducta que exigimos de los demás están muy por encima de nuestra propia capacidad. el peligro es que podemos tacharnos de tartufos laicos si seguimos jugando a las palabras altisonantes y los actos escandalosos que caracterizan a nuestros usos y costumbres.

nos viene a la mente el ex-gobernador de nueva york, eliot spitzer, quien perdió su oportunidad de escalar a la presidencia por haber hecho una carrera de exigir a los demás unos estándares éticos y un apego a la norma que estaban muy por encima de los que se descubrió que él mismo practicaba.

la diferencia es que en este caso no hay sorpresas ni sorprendidos:
quienes recuerdan la comisión para la legalidad y la transparencia del partido de la revolución democrática del 2002 ("No hay una sola práctica fraudulenta denunciada por nosotros como oposición frente al otrora invencible PRI, que no se haya producido en el marco de esta elección interna del 17 de marzo," informe del villar), la calurosa recepción que se hizo a las recomendaciones del ahora difunto samuel del villar, quizás el más honorable político de estos últimos 20 años ("La Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia, responsable de aplicar las recomendaciones, y la propia Rosario Robles, asfixiaron el trabajo de la Comisión Del Villar." la jornada, 21/03/05), y las medidas de fondo que se tomaron para combatir las prácticas antidemocráticas y nada éticas que prevalecían entonces ("Llegado el día, este domingo 20 el partido del sol azteca realizó su elección interna prácticamente con los mismos estatutos que rigieron en 2002, salvo algunas reformas secundarias que, entre otras cosas, limitaron las campañas electorales ostentosas, a pesar de que anoche el presidente del partido, Leonel Godoy, afirmó que el congreso de 2004 se llevó a cabo una ''reforma profunda''." la jornada, 21/03/05), no tenían porqué esperar ningún progreso en los puristas del choro tras choro, transilla tras transilla, en especial cuando se juegan tantos millones, puestos y privilegios.

3 consejos para el prd:
más del villar y menos spitzers.
más soluciones y menos chivos expiatorios.
e ir perdiendo esa fobia a reformas internas y externas.

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