viernes, 25 de enero de 2008

kapwi: ilustraciones de cuento para niñ@s



antes de empezar este blog tenía un proyecto: el de escribir un libro para niños protagonizado por un niño huichol, una niña zapoteca y otro niño nahua. mi ambición se esfumó cuando mandé las primeras veintipico págs del cuento a mis primitas y ninguna pasó de la página 5.

no obstante, creo que las ilustraciones son lo más rescatable del proyecto. mi intención era la de realizar dibujos que estuvieran inspirados en las culturas antes mencionadas, y que a la vez fueran atractivos para l@s niñ@s del presente (de trazos simples, en formas irresistibles y con colores llamativos).

el chavo de arriba se llamaba huitziton, colibrí en náhuatl. él era el narrador. este fleco-de-guajolote era muy cuadrado, rígido & estoico, como su autor.



la chava de la derecha era donaji, alma grande en zapoteca. esta faldas-de-pirámide era la más inteligente y la más fuerte.

este de abajo era kapwi, lince en huichol. él era el protagonista: pura energía y libertad. estaba inspirado en los y las huck finns que he conocido y que siempre he admirado. tenía un arco de luna musical.



el de abajo a la derecha era maxa wierika, venado aguilado en huichol: cuando kapwi se montaba en ella, sus cuernos ondeaban como alas y empezaba a volar.



más abajo aparecen fragmentos del esboso a colores de la primera escena. dejo también cachos del primer capitulillo namás para ambientar. el narrador, huitziton (que, para complicar las cosas, originalmente se llamaba ocelote) se pone muy alterado mientras escribe una carta a su hermana:

[...] El aguacatal: Yo lo planté. Sí. En el dibujo que te mandé ya estaba grabado mi nombre en el tronco—bien profundo.
Pues esta mañana descubrí a un vandalito manchando con unos pigmentos fosforescentes al aguacatal. Justo sobre mi nombre. (Hasta manchó con rosita la ‘O’ de al comienzo!) Lo empujé. Fui violento. Pero eso haría con cualquiera que viera pintando bigotes en tu retrato.

Le dije “oye tú, gandalla! Pues, qué no sabes leer? Ese es MI árbol.” Sabes qué contesto? Que YO era el maloso. Que él nada más estaba aplicando un remedio a las ‘llagas’ (así llamó a mi firma el ‘osado’) que yo había infligido sobre el árbol. Yo todavía estoy buscando en el diccionario la palabra dominguera para ‘bautizar’ a su graffiti.



Evidentemente no se podía razonar con este doctorcito tornasol. Lo corrí de un empellón y estuve cuidando al árbol hasta que tuviera que ir a la escuela. Traté en el entretanto de borrar la huella de ese acto vandálico; pero, vieras mi sorpresa cuando empecé a notar que, por más que tallaba, lo único que desaparecía era mi nombre. Tan cierto como me llamo Ocelote!



Tallo el rosa y rejuvenece la corteza donde estaba la primera ‘O.’ Tallo el amaranto y se recubre la ‘C.’ Por mi estuche de luchadores que es verdad! Tengo como testigo al viandante que se me acercó para preguntar si preparaba también esquites. En su presencia froté el ultramarino y el ‘ELOTE’ se convirtió en ‘LOTE.’ El transeúnte se sintió engañado; exclamó agitando la cabeza “estos vendedores de tiempo compartido son capaces de hacer cualquier engaño con tal de atraer a la gente!”



Yo me sentí peor. Qué si este muchacho tenía razón? Qué si yo había ‘llagado’ al pobre aguacatal y este chavo me había dado la oportunidad de sanar al árbol con mis propias manos? Pero sobretodo me sentía ofendido: este vándalo había pintado sobre MI árbol y MI firma con los colores más llamativos posibles para que todos pudieran ver mi afrenta. No conforme, este desgraciado me estaba engañando de tal modo que me hacía pensar que yo borraba mi propia firma para que yo me sintiera vencido o hasta culpable de algún modo.



Todo estaba muy claro. El astuto pandillero había sobrepuesto una capa de corcho o corteza sobre el tronco y luego había escrito mi nombre sobre ésta con una tinta que se borra al pasar un trapo húmedo. O quizás grabó mi nombre sobre una capa de algún tipo de algas marinas que absorben los pigmentos más coloridos y que se regeneran al contacto con el agua. Lo cierto es que convenía que me escabullese antes de que la humillación continuara. Se me hacía tarde para ir al colegio.
Hasta aquí las cosas, manita, el pintorcito milagroso había ganado. Pero ya me encargaría de ponerme a mano.

4 comentarios:

ssv dijo...

Ya me quedé picado. Me encantó cuando Ocelote jura por su estuche de luchadores que es verdad. Creo que los dibujos están escaneados al revés, o ¿así está hecho?

fdo dijo...

ah chihuahuas! como que al revés? del lado de atrás de la hoja o de cabeza?
no se ven claros los dibujos? no se pueden distinguir sus siluetas?

sí, en el cuento iban l@s niñ@s a jugar a las luchas así como en hogwarts se juega a la pelota, ja ja! luchas educativas y exigentes intelectualmente, como las buenas novelas policiacas: el modelo era el cuento del zorro luchador de goethe!

ssv dijo...

Sí, mi error, jeje. Está excelente lo de las luchas, a ver si luego pones también algo sobre eso.

isabel dijo...

jaja esta padre... aunque no lei todo el cuento (no es porque no me gusto sino porque no me gusta la historia en la escuela y me aburre jaja)pero esta muy padres los dibujitos jaja aunque sale al reves el nombre, pero se ve padre jeje :)

atte: la ahijada de bardispición de manolo fierros jajaja